El falso guerrillero
Era una práctica usual, incluso frecuente, culpar de todo
tipo de actuaciones y hechos delictivos a los guerrilleros antifranquistas que
estaban luchando en el monte, y no cabe la menor duda que en la mayoría de los
casos el autor o autores de tales acusaciones nunca se conocieron ni tuvieron
que responder por ello.
Conocemos muchos historias que nos han llegado a través de
testimonios orales procedentes de toda la geografía española, la mayoría de
ellas dramáticas, que quedaron en la memoria de los pueblos, cada vez más
tergiversada y que dejaron señalados para siempre como culpables a los
guerrilleros.
Los hechos que queremos dar a conocer constituyen una prueba
más de las injusticias atribuidas a las diversas partidas de guerrilleros que
operaron en la zona del Campo de Gibraltar. Algunos de dichos hechos han
quedado dentro de la picaresca ante las necesidades económicas de aquellos
momentos.
Investigando en los archivos tropezamos con una causa, la
cual, en un principio sólo parecía una muestra más de la anécdota picaresca,
pero luego pensamos que sería bueno darla a conocer. Los nombres propios de las
personas implicadas, así como de los comercios que se citan, han sido cambiados
con el fin de no molestar a nadie y evitar cualquier malentendido, lo que en
modo alguno beneficiaría a nadie.
Los hechos ocurrieron en la Línea de la Concepción durante
1948. Ese año en zona del Campo de Gibraltar, se habían producido varios
enfrentamientos, detenciones e incluso muertes de algunos integrantes de las
partidas de guerrilleros con la Guardia Civil. La guerrilla antifranquista se
enfrentaba a los últimos años de su existencia y se vivían momentos muy
dramáticos en la zona, siendo raro el día en el que no había alguna noticia al
respecto.
Quizás esta situación fue la que provocó que un vecino de La
Línea de la Concepción, llamaba José y de profesión albañil, decidiera enviar
un anónimo a los industriales de la ciudad con la intención de pedirles dinero.
Así el 29 de septiembre de 1948 el dueño de unos almacenes
de tejidos de la citada ciudad recibió una serie de escritos con amenazas.
Literalmente este primer escrito decía lo siguiente:
“28 septiembre de 1948
Señor don Pedro nos alegramos que al ser esta en su poder goce de un perfecto estado de salud le pedimos nos perdone que no dirijamos a usted, pues el motivo es que hay que llevar la causa así y esperamos de usted lo siguiente que deposité en el fortín que está en la carretera del cementerio la cantidad de 20.000 Ptas, esto ha de ponerlo usted sobre el muro por la parte que da a la carretera enterrándolo a unos 10 cm de profundidad poniendo una cruz con tiza en el muro sobre el lado donde se encuentra el contenido esperamos de usted que no dará un paso mal dado porque sería algo desagradable para ustedes.Se despide de ustedes sus buenos amigos que nunca lo molestarán más hasta el día que se le pueda recompensar que será pronto.
El segundo escrito que se recibía estaba escrito en estos
estos términos:
Señor don Pedro estas cuatro líneas se la mandamos para darle por enterado de que recogimos el sobre en blanco el cual usted creía que nos iba a y engañar pero ha sido todo lo contrario el engañado ha sido usted se ha querido mirar en la cantidad que le mandamos a pedir pero nosotros como buenos amigos de usted no se lo tomamos en cuenta pero si le comunicaremos en tanto usted como su familia se ha condenado a no salir del cuadro de La Línea y al mismo tiempo le advertimos que se ande usted con ojo porque este asunto no es un juego de niños como usted se lo ha tomado, porque los que le escriben son los que se juegan la vida cada cinco minutos y si usted no lo cree así juega usted otra vez con nosotros por segunda vez y vera entonces usted como se le su merecido a dónde, usted menos se lo piense y lo llevaremos junto a nosotros para que visite nuestros hoteles que es la serranía hasta que Dios quiera que podamos ir a nuestras casas pero ahora le exigimos que deposité la cantidad de 30.000 Ptas en el siguiente sintió que es de 20 a 30 m antes de llegar al cruce de Puente Mayorga saliendo de aquí a mano derecha con las siguientes señas pondrá usted sobre el sitio del contenido un pedazo de loseta sin más que decirle hasta su respuesta que puede usted como mejor vea que es tierra que se eche a usted encima para mañana día dos de octubre.
Tanto el primero como el segundo anónimo fueron entregados
por el tal don Pedro, de profesión industrial, a la la policía y fueron éstos
quienes prepararon un sobre que fue depositado por un empleado del primero en
el lugar señalado, montando la fuerza pública el correspondiente servicio de
vigilancia, el cual no daría ningún resultado puesto que nadie se presentó a
recogerlo.
El día 7 del mismo mes fueron entregados en la misma
comisaría otros tres anónimos, dirigidos esta vez a un tal Andrés, de profesión
panadero y domiciliado en la calle Santa Isabel la Católica. Estos escritos
habían sido echados por debajo de la puerta de su casa los días 6 y 7. En tanto
que otro anónimo fue recibido por un tal Diego, industrial, con domicilio en la
calle Granada, que también fue echado por debajo de la puerta.
Todos estos escritos, según la policía, habían sido escritos
por la misma mano. En cada uno de ellos se exiguía que se depositara 5.000
pesetas y aparecían firmados por el teniente de los guerrilleros de Jimena, (a)
Diego del Ajuste
Este tercer escrito venía a decir lo siguiente:
Camarada Andrés estas cuatro líneas te las mandamos para comunicar que necesitamos de tu ayuda para nuestros hermanos así que esperamos de ti que deposites la cantidad de 5.000 Ptas, esto lo depositarás en el sitio que atrás te indicamos, el motivo de no existir temas es teniendo consideración continua por ser de izquierdas igual que nosotros si piensas de la parte pues por nosotros puedes hacerlo que entonces ya te lo tendríamos en cuenta se despiden de ti tus hermanos que lo son y qué no te molestaran más.El teniente de los guerrilleros de Jimena esta te la mandamos con el enlace Lo pondrás tu debajo del puente enterrados sobre el sitio indicado y sobre el sitio del contenido una cruz con carbón en la fachada indicada. Para mañana día 6
El cuarto escrito decía:
Jimena 6 de octubre de 1949Camarada Andrés esta es para hacerte saber que de hoy a mañana todo lo mas tarde es cuando tienes que comparecer a lo que tu sabes esta te la mando con mi enlace que espero tu respuesta sea buena.Se despide de ti el camarada Diego del Ajuste
El quinto escrito recibido:
Jimena 8 de octubre de 1948Le escribo estas cuatro líneas para que usted vea que a pesar de su traición y emboscada contra los hombres que luchan por el gobierno de la republica yo le pongo en advertencia que adonde quiera que lo vean algunos de mis hombres tendrán el honor de cogerlo y traerlo junto a mi, para darle su merecido como un perro que es usted.Se despide el que se rie de los traidores como usted y de la policía del régimen de Franco.Diego del Ajuste
Un sexto escrito
Señor Don Antonio le escribimos estas cuatro letras para hacerle sabe que el día 4 del actual mes deposite la cantidad de 15.000 pesetas en el siguiente sitio, pasado el campamento sobre la fachada de la Villa Victoria, a la izquierda saliendo de La Línea, esto lo enterrara usted sobre la muralla que da a la carretera poniendo usted la siguiente contra seña, que es una cruz pintada con carbón y en caso que no la pusiera tenga usted en cuenta que hemos tenido y tenemos ocasión de llevarnos a su hijo a la sierra con nosotros porque todos los días bajamos al pueblo que queremos, aunque somos perseguidos políticos y el que se atreva a hacer algo contra nosotros se la tiene que jugar, igual que nosotros esperamos de usted que haga las cosas, como deba, si usted intentara de prepararnos alguna emboscada se le amargará la vida.Se despide de usted sus amigos que no le molestaran más si hace las cosas como se le mandan. Para el día cuatro a las doce de la noche.Puede usted obrar como mejor crea.
Por otra parte, sobre las 18 horas del día 8 de octubre de
1948, delante del mostrador de una librería se encontró un sobre azul dirigido
a don Eleuterio. Su hija tras consultar con sus hermanos acordaron esperar a
otro miembros de la familia para que ese mismo día lo llevara a comisaría.
Este nuevo anómino decía:
Jimena 8 de octubre de 1948Sr. Don Eleuterio le escribimos estas cuatro letras para comunicarle que deberá depositar en el sitio que se le indicará en la pagina siguiente para mañana nueve del actual mes la cantidad de 5.000 pesetas al no comparecer con estas nos veremos obligados a obrar de otra manera que será la siguiente, llevándonos a usted o alguno de sus familiares a si que espero de usted que no dará parte a la policía y entonces no vería a su nieto más. Se despide de usted todos los de la banda y en particular el jefe que es, Diego del Ajuste.
La policía, tras diversas investigaciones a tenor de los
anónimos que recibieron los industriales, procedió a depositar los sobres,
simulando que contenían la cantidad pedida en los escritos. Esta estrategia
daría algunos resultados. Según la policía, sobre las 18 horas del día 7 de
octubre de 1948, fue sorprendido un individuo que, viniendo de Puente Mayorga,
se apartó del camino que traía y al llegar a la altura de una alcantarilla,
bajó a la cuneta y tras mirar a un lado y otro, para asegurarse que no era
visto por nadie, se agachó y recogió uno de los sobres, momento en el que fue
detenido por la propia policía, apostada en el lugar. El detenido resultó ser
un tal Ramón, vecino de San Roque. Fue interrogado inmediatamente, declarando
que trabajaba en Puente Mayorga y que se dirigía a su domicilio, y que al pasar
junto a la alcantarilla tuvo una necesidad fisiológica, por lo que bajó a la
cuneta, momento en el que vió un sobre y por curiosidad lo recogió, sin saber
de que se trataba. Tras lo cual fue sorprendido por los policías, apostados a
cada lado del camino que conduce a Puente Mayorga, concretamente a su cruce,
disfrazados y ocultos entre la maleza y cañaverales, que se abalanzaron sobre
él pistola en mano y ordenándosele que se pusiera con las manos arriba y
soltando el sobre que mantenía en su mano derecha.
Podemos imaginar que tras el susto, la necesidad fisiológica
que lo había llevado hasta allí se interrumpiría, y suponiendo que aún no
estuviera en plena faena y que el pantalón estuviera en la cintura, lo cual,
como puede intuir el lector, no reza en ningún documento oficial.
Una vez terminada la declaración, la policía procedió a
comprobar cuanto Ramón había manifestado, y tras proceder el correspondiente
mandamiento judicial de entrada y registro, se personó en su propio domicilio
de San Roque, donde le examinaron todos los escritos y papeles que tenía en su
casa. La policía pudo comprobar, finalmente, que el citado Ramón no sabia leer
ni escribir, tan sólo poner su nombre y apellidos, no encontrándose nada que lo
relacionara con los anónimos. Por lo que una vez terminadas las comprobaciones
fue puesto en libertad, pues todo había sido fruto de la casualidad. Seguro que
Ramón, cada vez que pasara por el lugar en cuestión, se acordaría para siempre
de las consecuencias que le trajo ese inoportuno apretón.
El día 9 de octubre de 1948, sobre las 14 horas, como
resultado de un servicio montado por la policía en las inmediaciones de del
cruce de Puente Mayorga, confluencia del camino de dicha barriada con la
carretera general de La Línea de la Concepción – San Roque, resultó detenido un
menor de 14 años, estudiante, llamado Francisco, quien fue sorprendido en el
momento que el que intentaba marcharse después de haber recogido un sobre que
previamente había sido colocado en el lugar por la policía, concretamente en la
alcantarilla que existía en el mencionado camino, tal y como había sido
indicado en el escrito que había recibido don Eleuterio. El menor fue
trasladado a su domicilio con el fin de investigar los posibles utensilios de
escritura con los que se había confeccionado los anónimos recibidos por los
industriales, haciéndole entrega los familiares de Francisco de una pluma
estilográfica, un tintero con tinta azul y un nivel de albañil que utilizaba el
joven para hacer los croquis como regla.
Ante la policía, el menor se confesó autor de los diversos
escritos remitidos a varios industriales de la Línea de la Concepción, y que
supuestamente le dictaba su vecino José, quien le había prometido que si
conseguían algún dinero le haría un regalo. Tras esta declaración, la policía
detuvo también a su vecino.
El día 9 de octubre de 1948, siendo las 15´38 horas,
comparecía ante el comisario y secretario de la policía de La Línea de la
Concepción, el tal José, de 25 años de edad, de profesión albañil y vecino de
la Línea de la Concepción, quien declaraba que en el momento de su detención se
encontraba en libertad condicional. Manifestaba también que anteriormente había
trabajado en Gibraltar, hasta hacía unos dos meses, durante todo este tiempo,
como no había entregado el pase de trabajo, se había atrasado en el cambio de
divisas que está obligado a efectuar y ante el temor de que le fuera retirado
el pase, decidió, acuciado por esta circunstancia en que se encontraba al
llevar cierto tiempo sin poder trabajar, sacar algún dinero por medio de los
escritos anónimos amenazando a personas que él creía acaudaladas de La Línea de
la Concepción. Así esperaba conseguir algún dinero para salir de la situación
en la que se encontraba, sin trabajo y sin poder efectuar el cambio necesario
de cuatro meses de retraso que tenia en el libro de divisas, anejo al pase de
trabajo para Gibraltar.
Para conseguir su objetivo pensó mandar un anónimo al tal
don Pedro, creyendo que seria fácil que éste accediera a su petición, pero al
no saber leer ni escribir decidió utilizar a un vecino Francisco del mismo
patio, menor de edad, para que lo escribiera, y a quien le estaba enseñando a
hablar en inglés, y que además sabía leer y escribir bastante bien.
El día 30 de septiembre, sobre las 13 horas, José se dirigió
por la carretera del cementerio al fortín citado en el escrito, encontrándose
un sobre blanco que contenía papeles en blanco, por lo que pensó que don Pedro
se había burlado de él y decidió escribir un nuevo anónimo para exigírle más
dinero. Acompañados por su vecino, y en bicicleta, el 2 de octubre del mismo
año, sobre las diez de la mañana, fueron al lugar indicado a comprobar si se
había depositado el dinero. Pero al no encontrar nada, volvería solo José sobre
las seis de la tarde del mismo día para comprobar que seguía sin haber nada. Al
ver que no conseguía nada del tal don Pedro, decidió probar suerte ahora con
don Antonio , y así tras enviar una nueva carta anónima el día 4 de octubre,
sobre las 12 de la noche debía de recoger el sobre en el lugar indicado, pero
pensando que era de noche y que difícilmente vería la señal decidió de dejarlo
para el día siguiente sobre las 10 de la mañana, pero tampoco encontró nada.
A pesar de todo, insistió en el intento de conseguir dinero
como fuera y volvió a hacer otro escrito, esta vez a un tal Andrés a quien una
vez mandado el anónimo. El día 6 a las 11 de la mañana y por la tarde se
presento José en el lugar donde debería estar el sobre conteniendo el dinero,
pero tampoco habían depositado nada, por lo que volvió a mandar otro escrito recordatorio
del anterior; y aún otro más a don Diego . Pero el día 7 por la mañana tampoco
encontrando sobre alguno, y por la tarde sobre las 19 horas, esta vez en unión
del joven Francisco tuvieron que desistir al advertir la presencia de la
policía, volviendo ambos a sus respectivos domicilios.
Al día siguiente escribieron dos anónimos más. Uno de ellos
dirigido de nuevo a Andrés y el otro a don Eleuterio, este último deposito en
el suelo de su establecimiento por el joven, quien entró con el pretexto de comprar
una estampa. Tras ello, el 9 de octubre, José mandó a Francisco para que sobre
las trece horas fuera a Puente Mayorga a comprobar si en la alcantarilla se
encontraba el ansiado sobre y con la intención de hacérselo llegar
posteriormente a José . Pero sobre las 14 horas, cuando estaba esperando el
regreso de su cómplice con las novedades, fue detenido por la policía en su
domicilio.
En auto, de fecha 14 de octubre de 1948, se procedió a
decretar su prisión provisional sin fianza. El fiscal pidió para José una pena
de doce años y un día de reclusión menor con la accesoria de inhabilitación
durante el tiempo de la condena. En tanto que el menor Francisco debería ser
puesto a disposición del tribunal tutelar.
El juicio
El 11 de junio de 1949 se reunió en Algeciras el Consejo de
Guerra ordinario. El Ministerio Fiscal consideró los hechos constitutivos de un
delito de anónimos con amenazas, solicitando la pena de doce años y un día de
reclusión menor. La defensa por su parte estimaba que no se había observado
intimidación precisa para que tal delito existiera, y que los perjudicados no
habían llegado a creer en ningún momento que se trataba de guerrilleros, por lo
que consideraba que debería considerarse como un delito común tipificado en el
código penal de amenazas, o bien alternativamente apreciar en el de anónimos la
atenuante muy calificada de intención y penar esta conducta con dos años de
prisión menor.
La Sentencia
Finalmente José fue condenado como autor de un “delito
continuado de exigencia de dinero con anónimos” a la pena de ocho años y un día
de prisión mayor, con la accesoria de suspensión de todo cargo publico,
profesional, oficio y derecho de sufragio durante el tiempo de condena,
sirviéndole de abono en su totalidad para el cumplimiento de la pena impuesta
la prisión preventiva sufrida, sin que corresponda serle exigidas las
responsabilidades civiles.
Ratificación de condena por indulto:
Condenado a la pena de, 8 años y 1 día
Abono prisión preventiva, 9/10/48 al 25/06/48, 8 meses y 20
días
Indulto concedido, 1 año, 9 meses y 4 días
Indulto concedido, 2 años y 1 día
Quedando por cumplir, 3 años y 1 día
La pena quedaría extinguida, después de aplicados los
indultos concedidos, el 25 de septiembre de 1954
La historia de la guerrilla antifranquista en la provincia
de Cádiz, sobre todo en la Serranía de Ronda y Campo de Gibraltar, no puede
analizarse por las actuaciones de algunos grupos alejados de lo que fue el
verdadero movimiento en la zona, puesto que en algunos momentos pudo parecer
que actuaban como delincuentes comunes.
La guerrilla, y quienes la componían y colaboraban con ella,
fueron hombres y mujeres con ideales de libertad. Anarquistas, comunistas o
antiguos miembros de la UGT, quienes tenían como único objetivo por el que
lucharon y murieron el derrocar el régimen franquista impuesto por la fuerza.
Decidieron hacerlo por la vía armada en los montes, contando con ayuda en las
ciudades de otras personas, amparados en la clandestinidad y con la esperanza
de que las organizaciones políticas y sociales volvieran a España tras la
guerra y la posguerra.
Durante mucho tiempo fueron perseguidos encarnizadamente,
considerados como bandoleros, aplicándoseles la ley de fuga, sufriendo ellos y
sus familiares vejaciones y persecuciones de todo tipo. Pero el 16 de mayo de
2001 el apelativo de bandoleros quedaría atrás. Desde ese día, y para siempre,
los guerrilleros antifranquistas están situados en la Historia en el lugar que
les corresponde, por su voz, por su palabra, por sus hechos y por el
reconocimiento del pleno del Congreso. Hoy todos ellos han pasado a formar
parte de nuestra Memoria Histórica.
Luis García Bravo
14 de mayo 2009
de la Página web http://www.garciabravo.com/
Quiero dar las Gracias a Francisco Santos por haberme dado a conocer este Trabajo y a Luis Garcia Bravo por permitirme su publicación en La Linea en Blanco y Negro