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lunes, 4 de febrero de 2019

Reemplazo de 1913 en el Pueblo de La Línea de la Concepción






Reclutamiento de 1913

Excluido Temporal154,40 %
Excluido totalmente174,98 %
Prófugo16046,92 %
Soldado9427,57 %
Soldado con Excepción5014,66 %
Soldado del Abono51,47 %
Total Reemplazo 1913341



Antes de que veáis la relación de los Linenses de este Reemplazo y para entender estos datos, Mª Luz Martín Gómez de la Universidad Complutense de Madrid en su artículo “Reformas en el reclutamiento y reemplazo en el Ejército Español ante el siglo XX”, nos pone en el contexto del reclutamiento en España en 1913:

Tras los hechos del Barranco del Lobo, ocurridos en 1909, las tropas españolas en el norte de África vivieron inmersas en una situación de conflicto bélico continuo con los marroquíes. El reemplazo de estas tropas en el norte de África se intentaba realizar con voluntarios, pero dado su escaso número, era necesario enviar efectivos de recluta forzosa seleccionados por sorteo. 

Para evitar que el soldado de reemplazo tuviera que acudir a la vanguardia del conflicto, el 29 de junio de 1911 se sancionaba una nueva reforma que entró en vigor el día 30 del mismo mes. 

Se publicó con la denominación de “Ley de Reclutamiento” y tenía como finalidad principal desarrollar el “artículo 3º de la Constitución de la Monarquía española”. 

Entre las novedades que se introdujeron destacan:


  • La ampliación del periodo de servicio militar a dieciocho años. 
  • La admisión de los naturales de los territorios como voluntarios. 
  • La obligatoriedad de haber cumplido el servicio militar para trabajar en la Administración o en sus proveedores. 
  • La división de los mozos útiles, en dos agrupaciones denominadas “cupo en filas” y “cupo en instrucción” 
La reforma se proponía cuatro objetivos generales:

  • Nutrir las filas del Ejército y de la Infantería de Marina, según sus necesidades en la paz y en la guerra constituyendo Reservas que permitan elevar sus efectivos. 
  • Instruir militarmente á todos los mozos útiles para los servicios del Ejército. 
  • Preparar una pronta y ordenada movilización. 
  • Constituir Cuadros gratuitos de Oficiales y clases complementarios de los profesionales y retribuidos. 


La ley de 5 de junio de 1912

Considerando que en el norte de África había una guarnición de unos 50.000 hombres (sin contar Regulares ni Policía Indígena), que estaban en servicio activo tres años, cada año un número próximo a los 17.000 hombres tendría que ir forzoso a África. Aunque este contingente se seleccionaba por sorteo, los hechos evidenciaban que las clases más humildes tenían más probabilidades de obtener los números cuyo destino era el belicoso norte de África.

Por otro lado, la opinión pública peninsular era contraria a que en África combatiera un ejército regular, pues consideraba que la guerra que allí se estaba librando era consecuencia de una empresa colonial, y, por tanto, no podía obligar como si se tratara de una guerra regular entre naciones. 

Es necesario establecer una separación completa entre el deber de todo ciudadano de defender la integridad de la Nación y el honor patrio, y las cargas inherentes a la cuestión africana, la cual, bien ponderada, no pasa de la categoría de una empresa colonial a cargo de España. En tamañas empresas, con... hipotecar el honor nacional, obligando al ejército regular a defender una idea sustancial de integración de la patria, cuando a lo sumo lo que se defiende en África, son intereses coloniales que, aún a cargo de España, en ningún caso, ni por ningún concepto, pueden obligar como si se tratara de una guerra regular entre Naciones “


En 1.912 la duración de la "mili" pasó a ser de dieciocho años a partir de la entrada de los mozos en Caja, distribuyéndose en cinco períodos: 

Reclutas en Caja (plazo variable);
Primera situación de servicio activo (tres años); 
Segunda situación de servicio activo (cinco años); 
Reserva (seis años) y
Reserva territorial (el resto del plazo hasta cubrir los dieciocho años).

Por unos motivos o por otros, la cuestión africana iba ganando importancia para los Ministros de la Guerra y se comienza a pensar seriamente en la necesidad constituir el Ejército colonial de África por medio de recluta voluntaria con premio, evitando así el envío de soldados de recluta forzosa.

El primer paso para hacer realidad el proyecto, era legislar para regular la actividad; por ello, en noviembre de 1911 se presentó a las Cortes un proyecto de Ley que regulaba la admisión de voluntarios con premio para el Ejército de África.

El proyecto se sancionó como Ley el 5 de junio de 1912 y entró en vigor el 8 de junio del mismo año. Unos días más tarde, el 18 de junio, se publicó una Real orden circular que especificaba las instrucciones para la admisión de estos voluntarios con premio. La nueva normativa establecía:

Que los cuerpos que constituían las guarniciones de África debían nutrirse, preferentemente de voluntarios y si no fueran suficientes se completarían los efectivos con individuos de reclutamiento forzoso. 

Se autorizaba la recluta voluntaria con premio para constituir el Ejército colonial de África, incluyendo la cuantía de los mismos. 

La remuneración o “premio” que contemplaba la ley de 1912 consistía en 730 ptas., repartidas en tres pagos: 130 al enganche, 100 a los seis meses tras el enganche y 500 al final de los cuatro años del acuerdo. Este “premio” podía ampliarse en un 50% si el gobierno lo consideraba necesario.

Pero las acciones sangrientas se sucedían en el Protectorado español, y la recluta voluntaria no era suficientemente para cubrir las bajas producidas. Por ello, y para fomentar el alistamiento de voluntarios se establecieron nuevos incentivos por medio del Real Decreto de 10 de julio de 1913 que aumenta el premio y modifica la duración del compromiso.

Además, un voluntario que terminara su servicio se podía reenganchar por dos, tres o cuatro años recibiendo los “premios”.

Cumplido el compromiso, el soldado, se podía seguir enganchando hasta el retiro. Cada nuevo compromiso, el premio se aumentaba en un 20%. Ahora bien, estos premios que estipula el reglamento, eran imposibles de sostener.


Respecto a la forma de entregar el premio, el Estado Mayor Central propuso que una parte se entregara al voluntario durante el tiempo de servicio, invirtiendo el resto en una prima que se le haría efectiva al final del compromiso.

La recluta como servicio

Pero ni con el aumento del premio se fomentó la recluta voluntaria en un número suficiente que permitiera evitar el reclutamiento forzoso para servir en el norte de África.

En este punto, el Gobierno decidió aprovechar una opción que le concedía el Real Decreto de 10 de julio de 1913. Este decreto, además de anunciar nuevos incentivos para los voluntarios, otorgaba al Ministro de la Guerra la potestad de decidir el tipo de recluta que considerara de más interés para la Nación. El Ministerio de la Guerra aprovechó esta potestad planteando el proceso de recluta voluntaria con premio para la constitución del ejército colonial de África, como un servicio que podía subcontratarse a un tercero. El pliego de condiciones para la adjudicación de dicho servicio se publicó el 26 de julio de 1913.

En 1913 el subcontratista se comprometió a presentar un total de 40.000 voluntarios para el servicio a razón de 10.000 semestrales. Por cada voluntario presentado que resultara útil para el servicio recibiría una “prima de reclutamiento” de 300 pesetas.

La subcontratación no implicaba exclusividad, por lo que el Ministerio de la Guerra se reservaba el derecho a admitir voluntarios por fuera del servicio de subcontratación comprometiéndose a no establecer diferencias entre los reclutados a través de un procedimiento u otro. Pero el nuevo mecanismo tampoco tuvo éxito.


Manuel Jorques Ortiz, Socio-Fundador de AVILE, en la página de la Asociación de Veteranos de Ifni del Levante español, nos explica el proceso de Reclutamiento:


EL PROCESO DE RECLUTAMIENTO, ALISTAMIENTO Y SORTEO

El mecanismo de reclutamiento era complejo y se desarrollaba por diversos organismos. El Gobierno fijaba cada año el cupo global de reclutas que estimaba necesario y los seccionaba por provincias. Entonces se ponían en marcha las Diputaciones Provinciales que con arreglo a la población de la suya se establecía el porcentaje que tenía que aportar, y lo trasladaba a los distintos municipios cuyos Ayuntamientos facilitaban las listas de mozos a los que por su edad y estado físico correspondía incluir en las Cajas de Reclutas.

El proceso se iniciaba por los Ayuntamientos en los que existía el que se denominaba "Negociado de Quintas", donde a través del padrón municipal de habitantes, los Registros Civiles e incluso los parroquiales, se controlaba a los jóvenes que habían cumplido 20 años de edad durante el transcurso del año anterior (se hacía normalmente durante el mes de enero) Esos mozos eran citados a las dependencias municipales en donde se les filiaba, medía la estatura y su peso, y posteriormente se publicaban las listas con los nombres de los mozos considerados útiles, que podían ser impugnadas dentro de los plazos reglamentarios. En el mes de Febrero se daban a conocer las listas definitivas y ya sólo cabía esperar al SORTEO.

El sorteo tenía lugar en los Ayuntamientos de todos los pueblos de España, hasta bien entrado el siglo XX (después se hacían en las Cajas de Reclutas diseminadas por todo el territorio patrio) y era público. Acudían los mozos, familiares y amigos, que aguardaban expectantes el resultado de esa "rifa" que iba a determinar su futuro inmediato. El escritor Sánchez del Real hace una excelente descripción de una de esas "loterías": "En todas las poblaciones no se oye más que el ruido de las bolas que van a decidir la suerte de centenares de infelices. Este domingo era una especie de jubileo del dolor. Se lee la ley de quintas y se nombra el primero que ha de decidir el acaso. Sale el número y luego otro y otro y otro. Se ven algunos ojos chispeantes de alegría, los menos siempre, y los más nublados de densa tristeza. Cuando termina el acto la mitad de la población está herida de muerte. Ya se sabe quiénes son los elegidos por la desgracia".

El texto anterior es del año 1.869. Nosotros ya hemos conocido únicamente los sorteos en las Cajas de Reclutas, ubicadas en las capitales de provincia y en algunas ciudades importantes, y no diferían demasiado de sus antecesores. 

Es a partir de 1.912 en que la circunscripción es universal, entendiéndose que todos los jóvenes nacidos en un mismo año son soldados, y solo la "suerte" o las exenciones por causas físicas les puede librar de tal condición. Cada una de dichas Cajas, mediante sorteo público a cada uno de los mozos del contingente anual les atribuía un número de orden, designando para el cupo de las Plazas del África del Norte, Protectorado de Marruecos y África Occidental Española (Ifni y Sahara) los números más bajos; después los Archipiélagos y la Península. 

El que tenía un número bajo "olía a africanista" y sus familiares (sobre todo las madres) sabían las estrofas de aquellas canciones de 1.909, como la que dice: "En el Barranco del Lobo, hay una fuente que mana, sangre de los españoles, que murieron por la Patria". Ese fue el destino (la muerte en plena juventud) de muchos miles de mozos, cuyo delito o pecado original era el de ser pobres, iletrados e instrumento de las clases dominantes que medraban con nuestro "Imperio de opereta" africano, tras perder el ultramarino. No obstante, como se es joven una sola vez en la vida, eran clásicas las "fiestas de quintos" en las ciudades y pueblos, tras el sorteo: Unos celebraban la "suerte" y otros la "desgracia", pero todos con alegría y, en ocasiones, con mucho vino y buenas cenas.

Con la entrada en Caja, los mozos perdían su estatus civil y pasaban a la jurisdicción militar hasta el momento de la licencia absoluta.


Datos de 1913 en España




Tanto por Mil
Tanto por Mil



Habitantes
Varones





Mozos Alistados en España
207.196

10'15
21' 31
Número de mozos útiles
86.871



Excluidos totalmente por el art. 84
80.390



Excluidos temporalmente por el art. 86
21,558



Exceptuados por los arts. 39, 316 y 323
25.443



Prófugos
37.491



Excluídos y exceptuados por otros conceptos
58





El Instituto Geográfico y Estadístico, razonando estas cifras dedujo que el crecimiento en los resultados del alistamiento, obedecía a un mayor celo y severidad desplegado por los Municipios y juntas consulares, y a una mayor solicitud de los padres o tutores que tenían el cuidado de inscribir a los mozos ausentes al cumplir la edad de veinte años.






Luis Javier Traverso